13 mayo 2009

EL ABORTO IGUAL A CRIMEN


EL ABORTO IGUAL A GRIMEN


Aborto= Crimen


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Enlace: Aborto=Crimen
Parte I
¿Qué es el aborto? [Photo]




La Medicina entiende por aborto toda expulsión del feto, natural o provocada, en el período no viable de su vida intrauterino, es decir, cuando no tiene ninguna posibilidad de sobrevivir. Si esa expulsión del feto se realiza en período viable pero antes del término del embarazo, se denomina parto prematuro, tanto si el feto sobrevive como si muere.
El Derecho español, al igual que el Derecho Canónico, considera aborto la muerte del feto mediante su destrucción mientras depende del claustro materno o por su expulsión prematuramente provocada para que muera, tanto si no es viable como si lo es.
En el lenguaje corriente, aborto es la muerte del feto por su expulsión, natural o provocada, en cualquier momento de su vida intrauterino.
¿Es un ser humano el fruto de la concepción en sus primeras fases de desarrollo?
Desde que se produce la fecundación mediante la unión del espermatozoide con el óvulo, surge un nuevo ser humano distinto de todos los que han existido, existen y existirán. En ese momento se inicia un proceso vital esencialmente nuevo y diferente a los del espermatozoide y del óvulo, que tiene ya esperanza de vida en plenitud. Desde ese primer instante, la vida del nuevo ser merece respeto y protección, porque el desarrollo humano es un continuo en el que no hay saltos cualitativos, sino la progresiva realización de ese destino personal. Todo intento de distinguir entre el no nacido y el nacido en relación con su condición humana carece de fundamento.
Desde que se forma el nuevo patrimonio genético con la fecundación existe un ser humano al que sólo le hace falta desarrollarse y crecer para convertirse en adulto. A partir de la fecundación se produce un desarrollo continuo en el nuevo individuo de la especie humana, pero en este desarrollo nunca se da un cambio cualitativo que permita afirmar que primero no existía un ser humano y después, sí. Este cambio cualitativo únicamente ocurre en la fecundación, y a partir de entonces el nuevo ser, en interacción con la madre, sólo precisa de factores externos para llegar a adulto: oxígeno, alimentación y paso del tiempo. El resto está ya en él desde el principio.
¿Cómo puede existir un ser humano mientras es algo tan pequeño que no tiene el más mínimo aspecto externo de tal?
La realidad no es sólo la que captan nuestros sentidos. Los microscopios electrónicos y los telescopios más modernos nos ofrecen, sin lugar a dudas, aspectos de la realidad que jamás habríamos podido captar con nuestros ojos. De manera semejante, la ciencia demuestra rotundamente que el ser humano recién concebido es el mismo, y no otro, que el que después se convertirá en bebé, en niño, en joven, en adulto y en anciano. El aspecto que presenta varía según su fase de desarrollo. Y así, en la vida intrauterina primero es un embrión pre-implantado (hasta la llamada anidación, unos 12-14 días después de la fecundación, en que cabe la posibilidad de que de un mismo óvulo fecundado surjan gemelos); después es un embrión hasta que se forman todos sus órganos; luego, mientras éstos van madurando, un feto, hasta formarse el bebé tal como nace. Y después continúa el mismo proceso de crecimiento y maduración, y más tarde se produce el inverso de decadencia hasta la muerte.
Por eso no tiene sentido decir que un niño proviene de un feto, sino que él mismo fue antes un feto, del mismo modo que un adulto no proviene de un niño, sino que antes fue niño, y siempre es el mismo ser humano, desde el principio. Y tan absurdo sería defender que el hijo recién concebido no es un ser humano porque no tiene aspecto de niño, como suponer que el niño no es un ser humano porque no tiene el aspecto externo del adulto.
Admitiendo que existe una nueva vida desde el momento de la fecundación, ¿no podría ser una vida vegetal o animal, para llegar a ser humana en una fase posterior?
No. Con los actuales conocimientos genéticos, es indudable que cada ser es lo que es desde el momento de la fecundación. De la unión de gametos vegetales sólo sale un vegetal; de gametos animales no racionales, por ejemplo un chimpancé, sólo sale otro chimpancé, y de la unión de gametos humanos se crea un nuevo ser de la especie humana, que es tal desde el principio, pues así lo determina su patrimonio genético específicamente humano.
Si existe un ser humano desde la fecundación, ¿por qué los científicos se refieren a él con términos varios según su fase de desarrollo: cigoto, mórula, blastocisto, embrión, feto?
Porque la vida de un ser humano es un largo proceso que se inicia cuando de dos gametos, uno masculino y otro femenino, surge una realidad claramente distinta: el nuevo ser humano, fruto de la fecundación, quien en las distintas etapas de su desarrollo recibe nombres distintos: el cigoto es la primera célula que resulta de la fusión de las células masculina y femenina. Tras unas primeras divisiones celulares, este ser humano recibe el nombre de mórula, en la que pronto aparecerá una diferenciación entre las células que formarán el embrión (lo que hemos llamado embrión preimplantado, y que algunos llaman preembrión) y las destinadas a formar la placenta. En esta nueva fase, el ser humano se llama blastocisto, y anidará en la pared del útero de su madre. Después se irán diferenciando sus órganos, unos antes que otros, durante todo el período embrionario, al tiempo que la placenta se desarrolla por completo. El embrión se llamará entonces feto, y continuará su crecimiento mientras se produce la maduración funcional de sus órganos hasta que, en un momento dado, nacerá y se llamará neonato, recién nacido. Y este proceso único, que se ha desarrollado suavemente, sin cambios bruscos, continúa después del nacimiento, y el neonato se hace niño; el niño, adolescente; el adolescente, joven; el joven, adulto y el adulto, anciano. Todos éstos son los nombres que distinguen las etapas de la vida de un solo ser que surgió con la fecundación y que será el mismo hasta que muera, aunque su apariencia externa sea muy diferente en una u otra fase.
¿No podría entenderse que hasta que sea viable, es decir, hasta que sea capaz de subsistir fuera del vientre materno, el hijo no nacido no es un ser humano, puesto que depende de su madre para existir?
No. El hecho de que en una determinada fase de su vida el hijo necesite el ambiente del vientre materno para subsistir no implica que sea una parte de la madre. Desde la fecundación tiene ya su propio patrimonio genético distinto del de la madre, y su propio sistema inmunológico diferente también del de la madre, con quien mantiene una relación similar a la del astronauta con su nave: si saliese de ella moriría, pero no por estar dentro forma parte de la nave.
Por otra parte, lo que se llama la viabilidad (es decir, la probabilidad de que el hijo siga viviendo en el exterior tras un embarazo cesado prematuramente) es mayor a medida que la gravidez está más avanzada, pero es muy difícil determinarla en el tiempo, pues el que el hijo pueda seguir viviendo depende en gran parte de factores externos: . tipo de parto, atenciones médicas que reciba el niño, abundancia o escasez de medios y estado de la técnica en el lugar en que ocurre el nacimiento, etc. Además, a medida que avanzan los conocimientos de la ciencia va disminuyendo la edad del embarazo en que se puede considerar viable un feto. Por eso la adquisición de la viabilidad, como el aprender a andar o a hablar, o el llegar al uso de razón, son cosas que le pasan a un ser humano, pero en modo alguno momentos en que éste se convierte en humano. No tiene sentido hacer depender la condición humana del desarrollo tecnológico.
Por lo demás, la capacidad de subsistir fuera del seno materno ha de ser forzosamente ajena a la determinación del inicio de la vida humana, porque un recién nacido es también absolutamente incapaz de subsistir por sí mismo sin recibir los oportunos cuidados. El nacimiento determina un cambio en el modo de recibir el oxígeno y un cambio en el modo de alimentarse, pero el resto del desarrollo continúa el curso que ya se inició en el comienzo de la vida intrauterino.
¿En qué momentos de su vida intrauterina va desarrollando el hijo no nacido sus distintos órganos y funciones?
A las dos semanas se inicia el desarrollo del sistema nervioso.
A las tres semanas de vida empieza a diferenciarse el cerebro, aparecen esbozos de lo que serán las piernas y los brazos y el corazón inicia sus latidos.
A las cuatro semanas ya empiezan a formarse los ojos.
A las seis semanas la cabeza tiene su forma casi definitiva, el cerebro está muy desarrollado, comienzan a formarse manos y pies, y muy pronto aparecerán las huellas dactilares, las que tendrá toda su vida.
A las ocho semanas el estómago comienza la secreción gástrica; aparecen las uñas.
A las nueve semanas se perfecciona el funcionamiento del sistema nervioso: reacciona a los estímulos y detecta sabores, pues se ha comprobado que si se endulza el líquido amniótico -en el que vive nadando dentro del vientre materno- ingiere más, mientras que si se sala o se acidula, lo rechaza.
A las once semanas ya se chupa el dedo, lo que puede verse perfectamente en una ecografía.
La mayor parte de los órganos están completamente formados al final de la duodécima semana, y casi todos ellos funcionarán ya en la segunda mitad de la vida intrauterina. Pero hay cambios que no se producirán más que después de nacer: la primera dentición sólo aparece seis meses después del nacimiento, los dientes definitivos lo hacen hacia los siete años y algunas veces las últimas muelas no salen hasta bien avanzada la edad adulta. La pubertad, con todos sus cambios anatómicos y fisiológicos, acaece en la segunda década de la vida, y la capacidad reproductora en la mujer se inicia poco después de la pubertad y cesa en el climaterio. Es decir, la vida es un proceso único, que empieza en la fecundación y no se detiene hasta la muerte, con sus etapas evolutivas e involutivas.
Entonces, ¿con qué fundamento defienden algunos que el hijo aún no nacido forma parte del cuerpo de la madre, y que es ella la única que puede decidir sobre el destino del hijo?
Quienes así argumentan no tienen ningún fundamento en absoluto. La realidad demuestra categóricamente que el hijo es un ser por completo distinto de su madre, que se desarrolla y reacciona por su cuenta, aunque la dependencia de su madre sea muy intensa, dependencia que, por cierto, continúa mucho tiempo después del nacimiento. Ni siquiera forman parte del cuerpo de la madre la placenta, el cordón umbilical o el líquido amniótico, sino que estos órganos los ha generado el hijo desde su etapa de cigoto porque le son necesarios para sus primeras fases de desarrollo, y los abandona al nacer, de modo semejante a como, varios años después del nacimiento, abandona los dientes de leche cuando ya no le son útiles para seguir creciendo. Por tanto, pretender que el hijo forma parte del cuerpo de la madre no es, en el mejor de los casos, más que una muestra de absoluta ignorancia.
Fuente: http://www.aciprensa.com/aborto/
Parte II
¿Cuáles [Photo]son los métodos habituales en la práctica del aborto?
El aborto provocado tiene por objeto la destrucción del hijo en desarrollo en el seno materno o su expulsión prematura para que muera. Para conseguir este resultado se suelen usar diversos métodos que en otras circunstancias se emplean normalmente también en ginecología y obstetricia, y que se eligen atendiendo a los medios de que se disponga y a la edad del feto que hay que suprimir. Los métodos más utilizados son: aspiración, legrado, histerotomía (”mini cesárea”), inducción de contracciones e inyección intraamniótica.
¿Cómo se practica un aborto por aspiración?Se dilata primero el cuello uterino con un instrumental adecuado a esta función, para que por él pueda caber un tubo que va conectado a un potente aspirador. La fuerza de la succión arrastra al embrión y al resto del contenido uterino, todo deshecho en pequeños trozos. Una vez terminada la operación de succión se suele realizar un legrado para obtener la certeza de que el útero ha quedado bien vacío. Este método se suele usar cuando el embarazo es de menos de diez o doce semanas.
¿En qué consiste el método de legrado? El legrado o raspado, también llamado “curetaje”, es el método que se usa más frecuentemente. Se comienza por dilatar convenientemente el cuello del útero, lo que sólo se puede hacer bajo anestesia. Luego se introduce en el útero una especie de cucharilla de bordes cortantes llamada legra o “cureta”, que trocea bien a la placenta y al hijo al ser paseada de arriba abajo por toda la cavidad del útero. Los trozos así obtenidos se extraen con la misma legra.Este método suele practicarse sobre todo en los tres o cuatro primeros meses de la vida del hijo. Si el embarazo ha superado las doce semanas, las dificultades aumentan y hay que triturar muy bien el cuerpo del feto para sacarlo al exterior. A veces pueden quedar grandes restos en el interior del útero, por ejemplo la cabeza, y por eso el abortador debe identificar cuidadosamente todos los restos extraídos para asegurarse de que no ha quedado nada dentro de la madre.
¿En qué consiste el método de abortar conocido por “mini cesárea”? La cesárea es una intervención que se realiza al final del embarazo, y que consiste en extraer al hijo a través de una incisión en el abdomen de su madre, cuando por las causas que fuere no es posible su nacimiento por el conducto normal. Esta operación ha salvado muchas vidas tanto de madres como de hijos. Una cesárea practicada cuando han transcurrido todavía pocas semanas de embarazo se llama “mini cesárea”, y consiste en practicar una incisión en el útero a través del abdomen materno para extraer por ella al hijo y a la placenta. Este método se suele realizar a partir de la decimoquinta o decimosexta semana del embarazo. Habitualmente se extraen niños vivos, que se mueren poco después por ser inviables. Pero a veces por este procedimiento se han obtenido niños vivos que eran viables, y entonces se les ha dejado morir sin prestarles los cuidados que posiblemente habrían permitido salvarlos, o bien se les ha provocado la muerte, habitualmente por asfixia.
¿En qué consiste el aborto por inducción de contracciones?Consiste en la provocación de la expulsión del feto y la placenta mediante la administración a la madre, por diversas vías, de sustancias (prostaglandinas, oxitocina) que producen contracciones semejantes a las de un parto, las cuales provocan a su vez la dilatación del cuello uterino, y la bolsa en que está el hijo se desprende de las paredes del útero. El niño puede nacer muerto, porque se asfixia en el interior de su madre, o vivo.También se emplean en ocasiones, y previamente al uso de oxitócidos, unos tallos o dilatadores hidrófilos que, colocados en el cuello uterino, se hinchan progresivamente y lo dilatan.
[Photo]¿En qué consiste el método de la inyección intraamniótica? Se inyecta en el líquido amniótico en que vive el hijo, a través del abdomen de la madre, una solución salina hipertónica o una solución de urea. Estas soluciones irritantes hiperosmóticas provocan contracciones parecidas a las del parto, y con un intervalo de uno o dos días tras la inyección, el hijo y la placenta suelen ser expulsados al exterior. En un cierto número de casos hay que efectuar después un legrado para asegurarse de la expulsión de la placenta.Este método se utiliza en ocasiones para evacuar un feto muerto espontáneamente y retenido en el útero, y sólo puede usarse en un embarazo ya avanzado. Si se trata de provocar un aborto, es decir, si el hijo está vivo dentro de su madre y hay que suprimirlo, también el embarazo tiene que ser de cierto tiempo, de más de cuatro meses.La solución irritante introducida previamente suele envenenar al feto, produciéndole además extensas quemaduras. Alguna vez, en lugar de soluciones cáusticas, se han introducido en el líquido amniótico prostaglandinas; pero los que provocan abortos prefieren las otras soluciones, porque se obtienen fetos muertos con más seguridad, y es desagradable que el hijo nazca vivo y haya que matarlo o dejarlo morir a la vista de todos.
¿Puede decirse que estos métodos sean seguros para la vida o la salud de la madre?No. La palabra “seguridad” es completamente inadecuada para estas situaciones. En los abortos por aspiración existe el riesgo de infecciones e incluso de perforación del útero, y que a la hemorragia se una la lesión de órganos abdominales de la madre. Este riesgo se incremento en los abortos por legrado. En los abortos por inducción de contracciones las complicaciones más graves son las hemorragias y las embolias, y en las “mini cesáreas” se corre el riesgo de desgarros de la cicatriz y de infecciones sobreañadidas. En las inyecciones intraamnióticas puede producirse el paso de las sustancias tóxicas al sistema circulatorio de la madre.
Es cierto que estas complicaciones no son muy frecuentes y que la mortalidad materna no es alta (aunque hay complicaciones y hay muertes), pero existen secuelas importantes derivadas de estas manipulaciones, que pueden influir seriamente en el desarrollo de embarazos posteriores.Hay que mencionar también aquí el alto riesgo de alteraciones psíquicas que pueden aparecer muchas veces de forma tardía. El aborto supone frecuentemente para la madre, aunque se someta a él voluntariamente, un fuerte trauma psíquico.En suma, ningún aborto es “seguro” para la mujer que aborta. Se trata tan sólo de una manera de hablar, por contraposición a otros métodos que implican aún más riesgo.
¿No sería mejor legalizar el aborto para evitar los riesgos de esos abortos clandestinos, o para que las mujeres más pobres no estén en inferioridad de condiciones respecto de las más ricas, que pueden ir a abortar al extranjero? En primer lugar, debe saberse que incluso en los países con legislación muy permisivo sobre el aborto, el aborto clandestino sigue existiendo, por mil razones muy fáciles de comprender (adulterios con consecuencias no deseadas, necesidad de ocultar un embarazo para mantener cierta posición social, o tantas otras). En cualquier caso, las circunstancias exteriores que rodean al aborto pueden hacerlo más sórdido e inhumano por poner en peligro la vida de la madre además de la del hijo. Pero el aborto, sea de mujeres ricas o pobres, se haga clandestinamente o bajo la protección del Estado, se practique sin medios o con la más sofisticado tecnología, es siempre el mismo crimen contra la vida de un inocente indefenso, y esta acción nunca se puede justificar.
Parte III
La cuestión del aborto, ¿no es un problema de conciencia de la mujer, al que debe ser ajeno el Estado?
No. El aborto no es un problema de conciencia individual de la madre, ni del padre, pues afecta a alguien distinto de ellos: el hijo ya concebido y todavía no nacido. Otra cosa es que abortar pueda crear problemas de conciencia.Los poderes públicos deben intervenir positivamente en la defensa de la vida y la dignidad del hombre, en todos los períodos de su existencia, con independencia de las circunstancias de cada cual, aunque este principio, patrimonio común de todos los ordenamientos desde el cristianismo, sea hoy puesto en cuestión por algunos. El aborto provocado no es sólo un asunto íntimo de los padres, sino que afecta directamente a la solidaridad natural de la especie humana, y todo ser humano debe sentirse interpelado ante la comisión de cualquier aborto.La autonomía de la conciencia individual debe respetarse en función de la persona humana, pero precisamente por esta convicción los Estados tienen la exigencia ética de proteger la vida y la integridad de los individuos, y despreciarían gravemente esta exigencia si se inhibieran en el caso del aborto provocado, como la despreciarían en el de la tortura. En efecto, carece de sentido una argumentación según la cual los Estados deberían permitir la tortura cuando chocasen el interés de los torturadores por obtener una información o una confesión y el de las víctimas por no facilitarla o no confesar. Los Estados no pueden inhibirse en la defensa de la vida humana o su integridad física o moral argumentando que nadie puede oponerse a que alguien, según su conciencia, crea que debe practicar la tortura. El aborto, como la tortura, nos afecta a todos, y los Estados no pueden ser ajenos a eso.¿Cómo es que esto se comprende claramente en el caso de la tortura y, sin embargo, no ocurre así en el del aborto? Por varias razones, entre las cuales no es la menor el arcaísmo de creer que sólo existe lo que tenemos delante de nuestros ojos. Pero el hijo no nacido existe, está vivo, aunque no se vea ni se oiga. La tortura nos la podemos imaginar fácilmente en toda su crudeza y en todo su horror, pero hay que hacer un esfuerzo para imaginar la realidad cruda y horrible de un aborto provocado. De ahí que en páginas precedentes se haya explicado, aunque sea sucintamente y de la manera menos dramática posible, una realidad ciertamente dramática, que ni se puede ni se debe ocultar, porque el valor de la vida humana no depende de nuestros sentimientos, sino de lo que ella en realidad es.Por otro lado, los Estados que permiten legalmente el aborto provocado encuentran para su silencio unos aliados espontáneos en los que tienen la principal obligación de proteger la vida de los hijos no nacidos: la madre y el médico que predica el aborto; mientras que, en el caso de la tortura, los familiares de la víctima son unos acusadores permanentes, y no digamos la propia víctima, si sale con vida del tormento. Por eso se tiende a comprender mucho más fácilmente la obligación del Estado de proteger al torturado que a la víctima de un aborto. Pero eso no exime en absoluto a los Estados de su obligación ética hacia el no nacido.Entonces, ¿tienen los Estados obligación de penalizar la práctica del aborto?Los Estados tienen obligación de poner los medios, también los jurídicos, para que no se practiquen abortos, del mismo modo que tienen obligación de poner los medios necesarios para que no se asesine, se viole o se robe; y conforme a las técnicas jurídicas actuales, la tipificación penal del aborto como delito es la medida jurídica proporcionada a la gravedad del atentado que supone contra la vida humana.También existen otros medios jurídicos para que los Estados desarrollen una política contraria a la práctica de abortos (sanciones administrativas, premios o subvenciones a la natalidad, etc.), pero su carácter liviano y colateral no estaría proporcionado a la gravedad intrínseca del aborto, que, por ser un atentado radical a un bien básico y fundamental, merece la máxima protección jurídica, que hoy no es otra que su configuración como delito. Lo mismo se puede decir del homicidio o la violación: deben ser delito, pues no sería proporcional amenazar al asesino o al violador solamente con una multa o algo semejante.¿Significa esto que el Estado debe sancionar en sus leyes todo lo que la moral prohíbe? No. El Estado sólo debe sancionar aquellas conductas inmorales que entran en el ámbito de su competencia por no agotarse en el terreno de la intimidad de las personas, y siempre que las normas jurídicas sean un instrumento técnicamente apto para evitar que se haga lo que se prohíbe. Todo ello sin perjuicio de la prudencia exigible al legislador para saber en cada caso hasta dónde puede y debe llegar, pues a veces es admisible la tolerancia con el mal por la imposibilidad de erradicarlo y si su prohibición pudiese causar males todavía mayores.¿Y no es éste precisamente el caso de los abortos, ya que siempre los habrá y su clandestinidad puede causar gravísimos peligros a las madres que abortan?De ninguna manera. El Estado debe proteger, por todos los medios a su alcance, los valores sobre los que se cimienta el orden social, como lo es la vida humana, y nunca, bajo ninguna circunstancia, puede renunciar a reprimir los atentados básicos y definitivos contra esos valores (homicidio, aborto, violación, tortura…), aunque se sepa que jamás podrán erradicarse, porque eso sería tanto como renunciar a la razón de ser de toda sociedad organizada y del mismo poder público.El que a veces pueda ser aceptable cierta tolerancia con el mal, ¿significa que hay circunstancias en que pueda no ser tenido por mal, sino ser considerado como un bien? No. El mal siempre es mal aunque haya que tolerarlo. El bien no se tolera; se desea, se busca, se intenta conseguir. Sólo se puede tolerar lo que es negativo mientras lo negativo no se puede suprimir, pero nunca es legítimo ver como bueno lo que intrínsecamente es malo, como por ejemplo el aborto.Y si en un momento determinado, una parte de la población de un país no percibe el aborto como intrínsecamente malo, ¿significa eso que el aborto no ha de sancionarse o perseguirse por el Estado?No; si fuese éste el caso, esa parte de la población estaría equivocada, como lo estaban quienes en otras épocas no veían como malas la esclavitud o la tortura. Quienes están equivocados tienen derecho a que se les ayude a salir de su error, y se les impulse a no causar daños irreparables por actuar conforme a su error.Los valores básicos y esenciales, como la vida del ser humano y su dignidad, son previos, independientes y superiores a las determinaciones de las mayorías. Por eso los Estados no deben guiarse por las opiniones de la mayoría en lo que hace referencia a la naturaleza de las cosas. Las cosas no son verdaderas o falsas, bellas o feas, buenas o malas, porque así lo pueda disponer una mayoría en un momento concreto.
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La actitud del Estado frente al aborto provocado, ¿debe limitarse a tipificarlo como delito y perseguirlo?No. El Estado está obligado también a favorecer la vida de las personas y su dignidad, ayudando a resolver los problemas sociales que están en el fondo de la decisión o la tentación de abortar (ayudando a la maternidad, favoreciendo la adopción, creando un marco de costumbres públicas que favorezcan la vida y la vida digna…), y buscando el ideal de que no sea necesario aplicar las penas del delito porque las medidas positivas sean más eficaces.Pero, mientras el aborto se dé en la realidad, ¿no es mejor sacarlo de la clandestinidad para controlarlo? No. Legalizar los abortos no ayuda a su desaparición, sino a que aumente su número. Creer lo contrario es un error muy extendido que desmienten las estadísticas de todo el mundo, sin excepciones. El efecto multiplicador de la legalización del aborto se debe a que la opinión pública general ve como bueno lo que se despenaliza, y cada vez se trivializa más en las conciencias la decisión de abortar.La ley penal no sólo tiene como fin la persecución del delito, sino también ayudar a conformar la conciencia social sobre los valores básicos de la convivencia, estimulando a los ciudadanos a no cometer lo que se penaliza. Por eso, cuando una determinada conducta se despenaliza, se hace cada vez más frecuente hasta llegar a ser vista como buena y, por lo tanto, a practicarse con naturalidad, en la equivocada creencia de que todo lo legal es moral, y todo lo ilegal es inmoral.¿Quiere decir esto que el Estado ha de poner su poder legislativo y represivo al servicio de una determinada moral, concretamente de la moral católica? No. Pero hay un mínimo que se articula alrededor de la defensa de la dignidad humana -en la cual se incluye el derecho a la vida, también del concebido y todavía no nacido- que es absolutamente irrenunciable, pues, de lo contrario, ni la sociedad ni el Estado tendrían justificación alguna. Este mínimo no es patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino de toda la Humanidad.Los legisladores no pueden, no tienen derecho a determinar quién es humano o no a los efectos de su protección jurídica. Este es un dato de la realidad que los hombres han de respetar, pues no lo pueden cambiar. De ahí que toda norma jurídica que atente contra este principio sea esencialmente injusta, aunque se apruebe con todos los formalismos legales; del mismo modo que es radicalmente ilegítimo basar el derecho a la vida de cualquier ser humano en su salud, su habilidad física o mental o cualquier otra circunstancia distinta del hecho de ser humano y estar vivo.Es ésta una doctrina que la Humanidad ha aprendido (aunque no siempre la aplique coherentemente) con la experiencia de los totalitarismos del siglo XX: las normas que ampararon primero la matanza de alemanes considerados “parásitos inútiles” y más tarde el exterminio de los judíos en la Alemania nazi de los años 30 eran intrínsecamente malas e injustas, aunque fueran acordadas por los órganos competentes del Estado. Lo mismo pasa con las leyes actuales que pretenden legitimar la práctica del aborto provocado.Estas consideraciones, hay que repetirlo, no forman parte sólo de la doctrina y la moral católicas, sino que se integran en un elemental sentido común humanista. Oponerse hoy al aborto provocado, como en otras épocas a la esclavitud, no es fanatismo ni tiene que ver exclusivamente con las convicciones religiosas, católicas o no, sino que es una obligación indeclinable para todos los que creen en el derecho a la vida y en la dignidad del ser humano.¿Hay que rechazar radicalmente a las personas que abortan? De ninguna manera. Hay que ser firmes con la verdad, pero comprensivos con las personas; naturalmente, eso no presupone que el comprender, ayudar y convivir con las personas que han cometido un error signifique negar que han cometido un error. Un crimen es un crimen, aunque al criminal se le ayude y acoja, e incluso se le pueda eximir de culpa y de responsabilidad, si hay razones para ello.
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LA MASTURBACION, ¿ES BUENA O MALA?


La masturbación,[1] tanto la masculina como la femenina, es la estimulación de los órganos genitales con el objeto de obtención de placer sexual, pudiendo llegar o no al orgasmo. El verbo "masturbar" hace referencia a la práctica de la masturbación. Generalmente se entiende que se trata de una práctica sexual hacia uno mismo, aunque también se admite el uso del mismo verbo para la estimulación realizada sobre los genitales de otra persona con los mismos fines placenteros (como ocurre en la masturbación mutua).

La masturbación suele realizarse con las manos o mediante el frotamiento de los genitales contra algún objeto adecuado. Cada día es más común el uso de los llamados "juguetes sexuales" para obtener este tipo de excitación.Hombres

Masturbación masculina-
Existen variantes en la masturbación, esto depende de distintos factores y cada técnica de masturbación es individual. La mayoría de los hombres se masturban agarrando el pene con la mano, moviéndola de arriba hacia abajo o de atrás hacia adelante, según la postura del individuo. Otros, no utilizan toda la mano sino que agarran la zona del frenillo entre los dedos índice y medio, y el pulgar por el otro lado.[cita requerida] Otra técnica es emplear las dos manos en el pene, otros sólo frotan su pene con una mano y con la otra se estimulan los testículos o pezones, entre otras partes del cuerpo.

Los hombres no circuncidados, no suelen necesitar el uso de lubricantes, porque el prepucio ya mitiga los efectos del roce directo por sí solo. Aunque los hay que los emplean para añadir sensaciones a su actividad.[cita requerida] El uso de lubricantes es más frecuente entre los hombres que tienen su pene circuncidado, con el fin de facilitar el deslizamiento de la mano sobre el glande.

Existen artilugios mecánicos y eléctricos para que los hombres se masturben: muñecas inflables, vaginas artificiales, bombas de vacío, etc. También pueden utilizar vibradores, concentrando su actividad sobre el frenillo.



Mujeres
La mayoría de las mujeres [cita requerida] se masturba estimulando la zona del clítoris. Una cuarta parte de ellas[cita requerida] suelen añadir también el estímulo vaginal introduciéndose sus dedos, consoladores o vibradores, para incrementar la sensación placentera. Pero el estímulo exclusivo de la vagina para masturbarse es un procedimiento extremadamente minoritario, a pesar de lo que muestran las películas pornográficas.[cita requerida]

Las mujeres utilizan los dedos para masturbarse; estimulando el clítoris indirectamente al frotarlo a través del prepucio del clítoris, o menos frecuentemente estimulando directamente el glande del clítoris. Suelen lubricarse los dedos (sobre todo si estimulan directamente el glande del clítoris) bien introduciéndolos de vez en cuando en la vagina para extender su humedad al clítoris, bien mojándolos con su propia saliva.

La gran mayoría de las mujeres se masturban acostadas (o en el baño) y con las piernas abiertas, un 10%[cita requerida] lo hace boca abajo y las piernas más juntas o muy juntas. La mitad de estas últimas no emplean los dedos para masturbarse, sino que se frotan contra una almohada, el rebujo de las sábanas o montando algún peluche.

El de las mujeres se masturba en cualquier postura simplemente contrayendo los muslos. Otro 2%[cita requerida] lo hace empleando el chorro de agua de la ducha o la bañera. Y existe un 2%[cita requerida] más que lo hace sin manos, estimulándose sólo con fantasías.

A pesar de las numerosas técnicas existentes para masturbarse, la mayoría de las mujeres (71%)[cita requerida] suelen serle fiel a una de ellas durante toda su vida.

El uso de dildos, vibradores y otros juguetes eróticos se está extendiendo cada vez más entre la población femenina.[cita requerida] No resulta fácil saber cuántas los emplean. Pero las diferentes encuestas demuestran que entre una de cada cuatro y dos de cada tres mujeres, según los países, utilizan estos artilugios para sus juegos solitarios.[cita requerida]


Extensión de la masturbación
Prácticamente toda la población sana se masturba desde edades tempranas hasta el final de su vida, si su salud se lo permite.[cita requerida] Se han visto con ecografías a fetos de ambos sexos masturbándose en el seno materno.[2]

El análisis de las estadísticas arrojan como cifra probable de hombres que se masturban la del 92% ó 94%.[cita requerida] Para las mujeres, los datos son más inseguros por la conocida inhibición femenina a la hora de reconocer esta práctica. Pero del estudio de las diferentes cifras manejadas por los investigadores, se sabe que se masturban entre el 85% y el 93% de las mujeres, en conjunto.[cita requerida] Si el análisis se centra sólo en las mujeres orgásmicas (y lo es el 90% de la población femenina), se encuentra que se masturban entre el 91% y el 99% de ellas, prácticamente todas.[cita requerida]


Afirmaciones populares acerca de la masturbación

Los hombres se masturban más
Suele afirmarse que los hombres se masturban con una frecuencia semanal que es el doble de veces la de las mujeres. Pero existen investigaciones que demuestran que los hombres mienten sistemáticamente en las encuestas sexuales exagerando la frecuencia con la que acuden al autoerotismo, mientras que las mujeres mienten en sentido contrario, minimizando la frecuencia (es típica la respuesta femenina de hacerlo una vez al mes). Si corregimos las afirmaciones de unos y otros, como han realizado algunas investigaciones serias, los datos tienden a converger: así, hombres y mujeres se masturban con una frecuencia similar.[1]


Los hombres comienzan a masturbarse antes que las mujeres
Tampoco es cierto que los hombres se inicien en la masturbación antes que las mujeres por tener un órgano sexual tan "evidente" y que tienen que tocarse a diario por razones fisiológicas e higiénicas.

Está demostrado[1] que hay más mujeres que hombres que se inician en la masturbación antes de los 10 años de edad. Lo hacen así entre el 20% y el 42% de las mujeres, al menos, y entre el 3% y el 13% de los hombres. También hay un 42% a 52% de mujeres que comienzan a hacerlo, como los hombres, durante la adolescencia. Por eso, las mujeres aprenden a masturbarse espontáneamente con mayor frecuencia que los hombres (lo hacen siendo más niñas y sin haber hablado con nadie del tema), quienes suelen iniciarse más tarde, tras hablar con sus compañeros o leer sobre el tema (mujeres: entre el 57% y el 62%; hombres: 28%).


Las personas dejan de masturbarse cuando inician relaciones sexuales
Otra vieja idea, falsa, que se resiste a sucumbir. Lejos de lo que afirma el tópico, los hombres y las mujeres continúan masturbándose después de establecer relaciones de pareja. Incluso aunque tales relaciones sean satisfactorias, el 75% de los varones y el 75% al 91% de las señoras emparejados continúan haciéndolo.[1]

Se ha observado que mientras la frecuencia con la que los hombres emparejados acuden a la masturbación disminuye desde el momento que comienzan a tener relaciones sexuales y sigue descendiendo con el paso del tiempo, en las mujeres la frecuencia se mantiene igual o aumenta en la mayoría de los casos, sobre todo entre las que son más jóvenes. Esta idea contradice, igualmente, al tópico.

Las razones por la que la masturbación se mantiene entre personas emparejadas se explican más abajo.


Quienes se masturban se aíslan socialmente
No hay nada más incierto que eso.[1] La masturbación no produce aislamiento. Ya se ha comprobado que la mayoría de los seres humanos se masturban y tienen relaciones sexuales sin ser por eso seres aislados.

Lo que sí sucede es lo contrario. Es decir, las personas aisladas que no saben relacionarse con los demás, sólo pueden desarrollar una forma de satisfacción sexual: la masturbación. Pero no porque recurran a ella como consuelo. Se masturban como todos los demás, pero no son capaces de desarrollar la actividad sexual que apetece compartir con otras personas; porque no son capaces de relacionarse con esas personas.

Lo primero es el aislamiento y lo secundario que se masturben. No al revés.

PARA TRIUNFAR EN LA VIDA


¿CÓMO TRIUNFAR EN LA VIDA?



Es necesario triunfar en la vida. Si usted quiere verdaderamente triunfar debe comenzar por ser sincero consigo mismo: reconozca sus propios errores. Cuando reconocemos nuestros propios errores estamos en el camino de corregirlos. Todo aquel que corrige sus errores triunfa inevitablemente.

El hombre de negocios que diariamente culpa a otros de sus propios fracasos y jamás reconoce sus propios errores no podrá triunfar. Recuerde que los grandes criminales se consideran a sí mismos como santos. Si visitamos una penitenciaría comprobamos que ningún ladrón o criminal se considera culpable. Casi todos se dicen a sí mismos: «Yo soy inocente», No caiga usted en el mismo error; tenga el valor de reconocer sus propios errores. Así también se evitará males peores.
Quien reconoce sus propios errores puede formar un hogar feliz. El político, el científico, el filosofo, el religioso, etc., que llega a reconocer sus propios errores, puede corregirlos y triunfar en la vida.
Si usted quiere triunfar en la vida NO CRITIQUE A NADIE. Quien critica a los demás es un débil, mientras el que se autocrítica, de instante en instante, es un coloso. La critica es inútil porque lastima el orgullo ajeno y provoca la resistencia de la víctima que entonces busca justificarse a si misma. La critica provoca una reacción inevitable contra su propio autor. Si usted quiere verdaderamente triunfar, escuche este consejo: No critique a nadie.
El hombre o la mujer que sabe vivir sin criticar a nadie, no provoca resistencia ni reacciones de parte del prójimo y consecuentemente se forma un ambiente de éxito y progreso por otro lado, el que critica a otros se llena de orgullo y vanidad y este orgullo y esta vanidad inherente en ellos produce una reacción (resentimiento, odio, etc.) que va dirigida contra el que los critica. Concluimos entonces que el que critica a los demás fracasa inevitablemente Aquél que quiere corregir a otros, es mejor que comience por corregirse a sí mismo. Esto resulta mejor y menos peligroso.
El mundo está repleto de seres neurasténicos. El tipo neurasténico es criticón, irritable y también intolerable. Son muchas las causas de la neurastenia: La impaciencia, la cólera, el egoísmo, la soberbia, el orgullo, etc. Entre el espíritu y el cuerpo existe un mediador: el sistema nervioso. Cuide su sistema nervioso. Cuando su sistema nervioso se halle irritado por algo que le canse, es mejor huir de eso. Trabaje usted intensamente pero con moderación. Recuerde que el trabajo excesivo produce fatiga. Si usted no hace caso a la fatiga, si continua con el trabajo excesivo, entonces la fatiga es sustituida por la excitación. Cuando la excitación se hace morbosa se convierte en neurastenia. Es necesario alternar el trabajo con el descanso agradable, así evitamos el peligro de caer en la neurastenia.
Todo patrono que quiera triunfar debe cuidarse del peligro de la neurastenia; el patrono neurasténico critica todo y se vuelve insoportable; el neurasténico aborrece la paciencia y como patrono se convierte en el verdugo de sus trabajadores. Los obreros que tienen que trabajar bajo las órdenes de un Patrono neurasténico y criticón terminan por odiar al trabajo y al patrono. Ningún obrero descontento trabaja con gusto. Muchas veces las empresas fracasan porque los obreros están descontentos y de tal manera no trabajan eficientemente.
El neurasténico como obrero o empleado de oficina, se vuelve rebelde y termina por ser despedido del trabajo. Todo trabajador neurasténico busca la ocasión de criticar al patrono. Todo patrono tiene orgullo y vanidad y es claro que se siente ofendido cuando sus empleados lo critican. El trabajador que vive criticando al patrono termina por perder el trabajo. Cuide usted su sistema nervioso. Trabaje con moderación. Diviértase sanamente. no critique a nadie. procure ver en todos los seres humanos lo mejor.






Ejercicio para dominar la ira.
¿Se siente usted irritado o lleno de ira? ¿Está usted nervioso? reflexione un poco; recuerde que la ira puede provocar úlceras gástricas controle la ira por medio de la respiración: Aspire muy lentamente (no aspire por la boca, aspire por la nariz manteniendo la boca bien cerrada) el aire vital contando mentalmente 1, 2, 3, 4, 5, 6. Retenga ahora el aliento contando mentalmente, 1, 2, 3, 4, 5, 6. Exhale ahora el aliento muy lentamente por la boca contando mentalmente 1, 2, 3, 4, 5, 6 Repita el ejercicio hasta que se le pase la ira.

Para hablar mejor... Para escribir mejor...

Para hablar mejor... Para escribir mejor...
Quiénes somos





El lenguaje de los adolescentes

El lenguaje de los adolescentes es y ha sido peculiar. No solo los del siglo XXI hablan de manera diferente a los adultos de su época. En todos los períodos de la historia, los jóvenes se expresaron de una forma distinta de la del grupo etario al que no pertenecen.
¿Cómo se explica este fenomeno.

Los jóvefenómeno? nes quieren distinguirse de los adultos. En la forma de proceder, en la de vestirse, en las costumbres y, sobre todo, en el lenguaje. Si logran que este, que es el medio de comunicación por excelencia, sea comprendido solo por sus pares, actuará como la gran barrera que lo separa de los mayores. Ese idioma tan particular que manejan no se aprende en ningún curso. No existe hasta que ellos mismos lo crean y esa creación, que se hace de a poco y se trasmite con gran rapidez, es fruto de sus reuniones, de sus conversaciones, de los momentos que comparten. No hay un propósito consciente de valerse de un idioma extraño, no existen reglas que lo rijan, ni interés alguno en que las haya. Al contrario, cuanto más diferente sea la palabra de la que usan los demás sectores de la población, mejor. En nuestro país, alrededor de un 16% de los habitantes se sitúa entre los 15 y los 21 años y utilizan ese tipo de lenguaje. Un lenguaje que los adultos decimos no comprender, lo que, en muchos ocasiones, no es cierto, ya que, aunque no lo usemos, nos adaptamos con facilidad a él y, en ciertos casos, alguna palabra o expresión ingresa al nuestro. Un lenguaje muy perecedero, que durará solo un tiempo y que, raramente, pasará a integrar el diccionario y el vocabulario de las personas cultas del país. Un lenguaje, diferente al que manejamos cuando fuimos adolescentes, lo que no significa que, como tales, no hayamos tenido nuestra forma especial de comunicarnos. ¿Quién no recuerda: "hacerse la rabona, tener ratones, ser un disco rayado, hacerse papilla, dar vuelta como una media, ir a un asalto, pagar a escote, dar como dentro de un gorro…"? Pero, a pesar de todas sus contras, un lenguaje pegadizo, al que intentamos no dejar entrar en el nuestro. No todos los adolescentes de un país utilizan los mismos códigos para comunicarse. Así como las diferencias culturales se dan entre los adultos, también se evidencian entre los jóvenes. Los que pertenecen a un buen nivel cultural se expresan de determinada forma y se comprenden; los que provienen de niveles sociales con menos educación utilizan una jerga diferente y también se comunican. Lo que, probablemente, no suceda es que ambos grupos se entiendan entre sí, a pesar de ser de una misma edad. También se establecen diferencias entre el habla de los jóvenes de la capital y la de los del campo. Este idioma tan particular se da, sobre todo, en el habla. Cuando el joven se enfrenta con una hoja y se ve obligado a escribir (un examen, una prueba, una carta) se adapta, casi sin pensarlo, a la lengua estándar, a la que hablan los demás, a la que sabe que la sociedad acepta. Si la comunicación escrita está dirigida a uno de sus compañeros o si utiliza el correo electrónico para hacerla, se valdrá de su lenguaje y las reglas ortográficas no serán tenidas en cuenta. Aparecerán símbolos (la computadora ofrece una enorme gama), grafías extrañas que intentan reproducir lo que en el habla se da con naturalidad. Sin embargo, cuando dialoga con sus congéneres, utiliza las palabras inventadas, las muletillas, los gestos, los tics…todo lo que lo acerca y lo estrecha a su grupo. Aún más original e incomprensible es su lenguaje telefónico o el que se refiere a los términos de la computación.
¿Cuáles son las características predominantes del lenguaje adolescente?
Muchas e inabarcables. Trataremos las más comunes. Por otra parte, es probable que no todos los jóvenes se valgan de los términos que seleccionamos; posiblemente, también, algunos les den un significado diferente al que hemos elegido. La vía de transmisión de este lenguaje es oral, no queda fija y se presta a diferentes interpretaciones. Resulta difícil llevarlo a la forma escrita porque, en general, ellos no lo hacen y juegan, en la conversación, con los tonos, las acentuaciones marcadas, la repetición de letras. Tal vez, muchos adolescentes no tengan idea de cómo escribir determinado término, en especial, los que provienen de otros idiomas. Intentaremos reproducir en forma gráfica las diferentes expresiones. En algunos casos, si nos resulta posible, marcaremos la especial pronunciación que de ellas hacen.
Acortamiento de palabras
"Doc" (doctor o doctora), "profe" (profesor o profesora), "dire" (director o directora), "cole" (colegio), "facu" (facultad) … Hay poca originalidad en este hecho, que los adultos también realizamos. Muchos de los vocablos que usamos en la actualidad y que figuran en el diccionario son achicamientos de palabras largas: cine (cinematógrafo), foto (fotografía), subte (subterráneo), tele (televisión).
Uso del prefijo "re"
"Relindo, rebueno, rebobo…" "Re" es un antiguo prefijo, que existe en la lengua común, pero, por lo general, indica repetición: "releer, reactivar, recomponer". Para los jóvenes, no significa lo mismo. Podría compararse con "muy, excesivamente", pero, de ninguna forma con la idea de repetición.
Cambio de significado de palabras que existen en el idioma
"Obvio, loco, copar, salado, alevoso, valor…"

"Obvio", para el Diccionario, "que se encuentra delante de los ojos"; para los jóvenes, una muletilla (que utilizan una y otra vez) y que quiere decir "por supuesto, seguramente". Se acerca al verdadero significado del vocablo, pero hay, siempre, en ella, un cierto tono despectivo, que implica que no era necesario hacer determinada pregunta, determinado comentario. Por otra parte, marcan en la pronunciación, en forma excesiva, la "b" para resaltar lo inútil de la intervención del interlocutor. "Loco", para el Diccionario, "que ha perdido la razón"; para los jóvenes, un llamado para un compañero, para un conocido, para cualquier persona con la que tengan determinado grado de confianza. "Copar", para el Diccionario,"hacer, en los juegos de azar, una puesta equivalente a todo el dinero con que responde la banca"; para los jóvenes, "gustar, satisfacer, dejar impactados". Los "copa" una canción, un conjunto musical, una comida, una actitud… De " copar" derivan otras, como "copado, copante, recopado. "Salado", para el Diccionario , "que tiene excesiva sal" y, como propio de la Argentina y del Uruguay, "muy costoso"; para los jóvenes, difícil, desubicado. "Alevoso", para el Diccionario," traicionero, pérfido"; para los jóvenes, exagerado, por gusto, con intención, evidente. "Valor", para el Diccionario,"aprecio, estimación"; para los jóvenes, amigo, compañero. Son solo seis ejemplos de una lista, que cualquier lector sabe que es mucho más extensa.
Expresiones completamente originales
"Está de más", escrita, a veces, de+ (excelente, muy bueno, perfecto), "está mortal" (óptimo, maravilloso), "está de la nuca" (loco, demente), "está infumable" (insoportable, inaguantable). Todas las palabras que forman estos conjuntos son, individualmente, de uso, más o menos corriente. Difiere el significado que adquieren en la expresión.
Palabras inventadas
"Chabón", importada de la Argentina, (pibe, muchacho), "cheto" (con plata, engreído), "concheto" (quiere parecer "cheto", pero no lo es), "bardo" (desordenado), "repolenta" (muy bueno), "zarpado" (desubicado), "porfi" (por favor).
Expresiones verbales, a veces, inventadas; otras, con significado diferente al real
"No pintar" (no pasar), "achicar" (esperar), "fuiste"o "ya fue" (no tiene arreglo, no tiene solución), "marchaste" (perdiste, no hay más posibilidades), "cabe o no cabe" (estar o no de acuerdo), "aguantar" (dar estímulo), "pelarse como un ajo" (irse rápido), "habilitar con unos mangos" (pedir dinero), "pegar un fonazo" (llamar por teléfono), "ir a un toque" (asistir a un recital, a un concierto), "irse al toque" (abandonar un lugar de manera apresurada). Las dos últimas son prácticamente iguales en la forma. Sin embargo, nada tienen que ver en cuanto al significado. Algunas de estas expresiones se cuelan en el lenguaje de los adultos: "aguante", en el del deporte, sea cual sea la edad de quien lo usa; "ya fue" con el agregado de "como dicen los chicos" (que es una forma de deslindar responsabilidades), en el idioma de las personas cultas del país.
Expresiones copiadas del inglés

"Man o men", sin distinción para el singular y el plural (muchacho, chico), "fashion" o "refashion" (elegante, fantástico, genial, impresionante, pronunciada de una manera muy particular, en la que la "i" casi desaparece), "sorry" (pronunciada con "r", sori, perdón, disculpas), "estar out" (pronunciada "aut", distraído, en otra cosa), "a full" (con intensidad, con esfuerzo), "estar cool" (pronunciada "cul", estar muy bueno). En cuanto a la ortografía de estas palabras, hay que hacer determinadas precisiones. En primer lugar, es raro que algún adolescente se valga de ellas por escrito; por lo tanto, no se les plantea el problema de cómo se escriben. En segundo lugar, y en caso de darse la ocasión, la grafía dependerá del grado de conocimiento que, del otro idioma, tenga el joven. La forma que elegimos en el texto corresponde al inglés, pero, posiblemente algunos adolescentes no reconozcan esas palabras como las que utilizan en su hablar corrriente.

Palabras que usan con doble función: como insulto y como elogio
La más común es "hijo de p…". Si se enojan con alguien, lo insultan de esa forma; pero, también se valen de la expresión como alabanza. ¡Si me seguís molestando, te rompo la cara, hijo de p…! ¡Qué bien canta el hijo de p…!
Hay otra serie de vocablos y expresiones, que entran a nuestra lengua por intermedio de los medios de comunicación, especialmente, la T.V. argentina. En la mayoría de los casos, corresponden a un lenguaje ordinario, grosero, soez. Parece inútil dedicarse a ellas, porque esas sí es necesario combatirlas. Las otras, que solo son el fruto de una determinada edad, de una manera particular de encarar la vida, no resultan peligrosas para el lenguaje. Así como llegan, desaparecen y, en cierto modo, marcan las particularidades de los hablantes jóvenes de una época.

¿Qué actitud tomamos los adultos ante esa forma particular de expresión?

Tendemos a combatirla, a mostrar desagrado, a dejar sentado que no podemos comprenderla. Eso es lo que busca, tal vez inconscientemente, el joven. Que su lenguaje asombre por lo creativo, por lo diferente. En el enfrentamiento diario que, por cualquier causa, tiene con los adultos, el lenguaje se convierte en otro motivo de discusión. Nada hará por modificarlo. Es más, repetirá una y otra vez lo que sabe que causa molestia y tratará de ampliar su repertorio.